La sociedad dominicana tiene ante sĆ la agudizaciĆ³n de un problema que ya no admite mĆ”s aplazamientos por parte del Estado dado los trastornos emocionales, psĆquicos y espirituales que el mismo genera en la poblaciĆ³n: La inseguridad ciudadana.
Esa problemĆ”tica tiene que ser encarada de manera frontal por las autoridades correspondientes o inevitablemente este paĆs se conduce a un estado de locura colectiva o en un sĆ”lvese quien pueda.
No conozco un paĆs del mundo que haya podido alcanzar estadios de desarrollo espiritual y material teniendo en sus entraƱas una patologĆa tan nociva como la citada anteriormente.
Ese fenĆ³meno no se puede seguir postergando, pasĆ”ndole bĆ”lsamos, hay que extirparlo de una buena vez del cuerpo social de la RepĆŗblica Dominicana, cueste lo que cueste, duela lo que duela.
La percepciĆ³n de inseguridad de la poblaciĆ³n en RepĆŗblica Dominicana es una de las mĆ”s altas de la regiĆ³n, de acuerdo a un diagnostico presentado recientemente por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
De acuerdo al informe de Desarrollo Humano “Seguridad Ciudadana con rostro humano” 2013-2014, el 64.8 por ciento de la poblaciĆ³n dominicana percibe un deterioro de la seguridad ciudadana -el Ćndice mĆ”s alto de los paĆses estudiados-, seguido por Venezuela (58%), Brasil (56.9%), MĆ©xico (55.9%), Costa Rica (54.8), Bolivia (53.2) y Uruguay (55.2%).
Los datos del PNUD indican que RepĆŗblica Dominicana tambiĆ©n obtuvo los Ćndices mĆ”s de personas que dicen han sentido la necesidad de cambiar de barrio por temor a la delincuencia, 21.5%; que han limitado sus lugares de compra por la inseguridad, 51.1%; y que han limitado sus lugares de recreaciĆ³n por la inseguridad, 59.1%.
El paĆs estĆ” entre los paĆses con alta tasa de homicidios, 23 por mĆ”s de cien mil habitantes de acuerdo con el Observatorio PolĆtico Dominicano (nivel considerado de epidemia segĆŗn la escala de la OMS de mĆ”s de 10 por cien mil habitantes), en cuanto al robo, estĆ” en una tasa baja de 16.7% -una de cada seis personas o mĆ”s fue robada en el Ćŗltimo aƱo.
Hay que terminar con ese problema, es algo irresistible, traumĆ”tico, genera stress en la poblaciĆ³n, y lo mĆ”s preocupante para un paĆs envĆa de desarrollo como la RepĆŗblica Dominicana afecta el flujo turĆstico y aleja la inversiĆ³n extranjera. Hay que actuar con mĆ”s contundencia. DespuĆ©s serĆ” muy tarde.